Estar embarazada puede ser estresante. Es una etapa de grandes cambios en el cuerpo de la mujer, es una época en la que las mujeres embarazadas a menudo se esfuerzan por tomar decisiones saludables para dar a su hijo la mejor oportunidad de crecer y desarrollarse normalmente. Puede haber cambios en la dieta, y el sueño inevitablemente debe tener una cuidadosa consideración.
¿Cuáles son las consecuencias de la falta de sueño durante el embarazo? Infórmate sobre los efectos de la falta de sueño en el propio embarazo y en el feto en desarrollo.
Complicaciones de la falta de sueño durante el embarazo
La falta de sueño puede afectar negativamente a la salud y también puede tener un impacto crítico en las mujeres embarazadas, lo que puede dar lugar a complicaciones como la hipertensión y la diabetes gestacional. ¿Qué contribuye a esta relación?
Los ronquidos y la apnea obstructiva del sueño a menudo se desarrollan o empeoran durante el embarazo, especialmente durante el segundo y tercer trimestre.
Se estima que la apnea del sueño afecta al 10% de las mujeres embarazadas, y esta interrupción de la respiración durante el sueño puede tener graves consecuencias, entre ellas:
- Hipertensión (presión arterial alta)
- Preeclampsia
- Diabetes gestacional
- Hipertensión pulmonar
La presión arterial alta en el embarazo se presenta cuando se alcanza una presión arterial superior a 140/90 mm Hg en repetidas ocasiones después de las 20 semanas de gestación en mujeres sin hipertensión previa.
Si la presión arterial alta se acompaña de proteínas en la orina, puede producirse preeclampsia. La preeclampsia se asocia con una posible lesión de órganos en la madre y aumenta el riesgo de muerte tanto para la madre como para el niño.
Hay una serie de hallazgos que se asocian con la preeclampsia. Suele ocurrir a causa de ronquidos crónicos, ya que alrededor del 59% de las mujeres con preeclampsia roncan habitualmente.
Esto puede contribuir a hinchazón a lo largo de las vías respiratorias, lo que a su vez estrecha el paso por el que debe fluir el aire.
Las mujeres que aumentan demasiado de peso pueden correr un riesgo adicional. Estos factores contribuyen al colapso de las vías respiratorias y a la dificultad para respirar durante el sueño.
Estas pausas en la respiración, denominadas apnea, pueden estar asociadas con aumentos repentinos de la presión arterial. Esto puede reducir el volumen de sangre que se bombea por el corazón, una reducción del gasto cardíaco. Como resultado, el flujo sanguíneo hacia el feto a través de la placenta puede verse afectado.
Si el flujo de sangre al bebé es inadecuado, puede haber caídas en los niveles de oxígeno. Esto puede contribuir a la restricción del crecimiento del feto.
La pérdida parcial crónica de sueño también puede aumentar el riesgo de diabetes gestacional y aumento excesivo de peso debido a los cambios en la regulación de la glucosa.
Con la presencia de ronquidos habituales, hay un mayor riesgo de desarrollar diabetes gestacional. La apnea del sueño moderada, con al menos 15 interrupciones de la respiración por hora de sueño, así como las largas siestas, se asocia con niveles más altos de glucosa.
Cómo afecta al feto la falta de sueño durante el embarazo
El feto en desarrollo necesita un suministro constante de nutrientes, incluido oxígeno. Cuando se interrumpe el sueño, especialmente cuando el flujo de sangre a la placenta está comprometido, puede haber consecuencias significativas.
Un sueño insuficiente o la interrupción del sueño profundo pueden reducir la cantidad de hormona del crecimiento, lo que puede provocar problemas de desarrollo o crecimiento en el feto.
Es bien sabido que incluso disminuciones menores de los niveles de oxígeno de la madre pueden poner en peligro al feto. Cuando el oxígeno de la sangre de la madre disminuye, el feto reacciona con desaceleraciones del ritmo cardíaco y acidosis.
Complicaciones del embarazo y el papel de las intervenciones
Es evidente que los ronquidos y la apnea del sueño aumentarán el riesgo de problemas durante el embarazo. Otros problemas de salud, como la obesidad, la diabetes, el asma y el tabaquismo, empeorarán estas dificultades.
Como resultado, hay un mayor riesgo de parto prematuro, restricción del crecimiento y la posibilidad de problemas de salud o muerte del recién nacido.
Los estudios muestran que las mujeres en el tercer trimestre que duermen menos de 6 horas por noche experimentan trabajos de parto más largos y tienen tasas de cesárea 4,5 veces más altas en comparación con las que duermen al menos 7 horas por noche.
La calidad o cantidad inadecuada de sueño puede socavar la función diurna y el estado de ánimo de la madre, lo que puede dar lugar a problemas de atención, concentración y memoria. También pueden producirse mayores incidencias de depresión. Estos problemas pueden afectar la comunicación y las interacciones sociales.
Para muchas mujeres, estos problemas pueden persistir durante las primeras semanas después del parto, especialmente porque la alimentación nocturna del niño puede continuar interrumpiendo el sueño.
Afortunadamente, el uso de la presión positiva continua en las vías aéreas (CPAP) puede mejorar la presión arterial y la oxigenación del feto. Esto puede permitir que el embarazo progrese aún más, lo que conduce a un peso normal al nacer y mejora los resultados para el bebé en el parto.
Casi todas las mujeres, especialmente las que tienen sobrepeso u obesidad, tienen problemas de sueño en algún momento del embarazo. La mayor parte del estrés está relacionado con la incertidumbre sobre si los problemas del sueño son normales o no.
Si te preocupa que tus problemas de sueño puedan afectar a tu hijo, habla con tu médico. Puede ser útil revisar tus hábitos de sueño y los factores que pueden contribuir a la pérdida de sueño.
El diagnóstico y el tratamiento tempranos de los problemas de sueño subyacentes harán que el embarazo sea más llevadero y que se obtengan mejores resultados para tu bebé. En última instancia, esto conducirá a una transición más favorable del embarazo a la maternidad temprana.